Voy a ser raptado.

Tengo serias razones para creer que yo, mi esposa y me pequeño hijo vamos a ser raptados.Este blog sera el medio que dejare para que todos mis seres queridos, amigos y personas con las cuales convivo diariamente puedan saber exactamente que nos sucedio.Antes de continuar quiero insistir en la seriedad de este asunto, se me acaba el tiempo y tengo por delante largas horas de dedicacion para que la informacion que poseo pueda estar accesible al momento de separarnos. Mi desaparicion es inminente y espero actuar con consecuencia los dias que quedan.Se que te resultara muy facil subestimar mis palabras y no darles la connotacion que requieren, pero cuando el momento llegue espero que recuerdes este sitio y busques en él la razon de lo que me ocurrio.
Por favor lee desde el principio.

lunes, 7 de marzo de 2011

Presentación

"Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amo a la iglesia, y se entrego a si mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a si mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a si mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejara el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio, mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a si mismo, y la mujer respete a su marido." Efesios 5:25-32.


Cualquiera que lea con detenimiento estas líneas, podrá darse cuenta que el apóstol no solo estaba dando los sabios consejos de Dios para el matrimonio, esta mas bien queriendo compartir el superlativo amor que siente Jesús por su iglesia y la unión indisoluble que a pretendido siempre tener con ella.

El matrimonio fue instituido por Dios, es la base de la familia y debe ser defendido y valorado por todo creyente que se aprecie como tal. Es la unión divina de un hombre y una mujer, que bajo la ley de Dios han decidido vivir amándose y respetándose, en todo tiempo hasta que la muerte los separe. Dios estableció que esta unión sea exclusiva, la fidelidad es la gran premisa, y por el contrario la infidelidad es la única justificación para disolverlo. El adulterio es fuertemente condenado por la palabra de Dios.

El apóstol entrega en todas sus cartas consejos claves y recurrentes para el matrimonio. Al hombre siempre le recuerda su obligación de amar a su mujer, de tratarla como a un vaso frágil, y a la mujer siempre la llama a respetar y sujetarse a su esposo. Esto conforme al diseño de Dios y a las necesidades de cada uno.

El matrimonio no solo es sagrado, es también un gran misterio, pues es una tipología de Cristo y la iglesia. Eso explica todo el énfasis que la palabra de Dios le entrega al matrimonio. Cuando el apóstol Pablo escribía su carta a los efesios y en el capitulo 5 de esta les aconsejaba sobre el matrimonio, tenia en la mente a Jesús como el esposo y a la iglesia como la esposa.

En estricto rigor la iglesia aun es la novia; a la usanza oriental la iglesia a recibido la promesa de matrimonio y a recibido en garantía de esto las arras del Espíritu. Hoy esta esperando el inminente harpazo que la llevara al encuentro del novio y posteriormente, en la esfera celestial, en la casa del Padre, se realizaran las tan esperadas bodas del cordero.

A la novia se le concede que se vista de lino friísimo, blanco y resplandeciente. por la gracia inmensurable de Dios la iglesia se presenta sin mancha, ni arruga, santa y ataviada de buenas obras. El minuto por fin llego, la iglesia esta ascendiendo de forma sobrenatural hacia la nube del encuentro, los muertos en Cristo han resucitado, y todos transformados en un abrir y cerrar de ojos contemplan cara a cara al maestro, ya no es necesaria la fe ni la esperanza, ahora la iglesia esta en presencia del novio y solo el amor permanecerá por las edades.

Es el momento en que Cristo se presenta a si mismo una iglesia gloriosa, después vendrá el bíma y las bodas, ahora es tiempo de llorar a sus pies, de contemplar sus heridas, de conocer como fuimos conocidos, de disfrutar el acto indescriptible de la presentación de los vencedores ante el rey.

Permítanme un minuto de libertad; creo en lo profundo de mi corazón que en la mente de Dios fue primero el misterio de la unión de Cristo y su futura esposa, después y siguiendo este modelo fue la institución del matrimonio. Hoy lo tenemos como una suerte de revelación de lo que se nos ha concedido.

Que la esposa espere diligentemente el momento del encuentro, que siempre este su vasija con aceite y su vestido sin mancha. Velando, pues la hora del harpazo se aproxima, y aquel que se entrego a si mismo por ella nos sale al encuentro.

Y que lo que Dios unió, no lo separe el hombre.

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